Soy Sébastien Rogues, patrón del trimarán Primonial y voy a contarles quizás mi mayor momento de felicidad en un barco. Estamos en 2019. En la Transat Jacques Vabre, salimos de la depresión después de una batalla con las nubes, las calmas y demás... Los vientos alisios vuelven y ahí estamos, en este trimarán de 15 metros de largo y 15 metros de ancho, lanzándonos hacia Brasil.
Este momento es para mí un momento de intensa felicidad por varias cosas: la primera es la máquina que es simplemente extraordinaria. A menudo se alcanzan velocidades increíbles en un corredor, es decir, en un monocasco, por lo que el barco se lanza a unos 25 - 30 nudos. Es una doble felicidad porque es el momento en que me di cuenta, quizás claramente, del sueño que tenía, ¡que era hacer un multicasco oceánico! Se me exigió mucho esfuerzo como a todos los demás, pero llegar a este preciso momento para estar en su barco botado en condiciones extraordinarias con sol y viento en esta máquina sobrecogedora que te da una sensación de locura. En ese preciso momento me tomé el tiempo de comprender lo que me estaba sucediendo y de sentir una felicidad verdaderamente extraordinaria.