Editorial / Sequía: los navegantes deben poner de su parte para ahorrar agua dulce

En plena crisis de la sequía, también aumenta el número de restricciones del uso del agua para los navegantes. Pero más allá de eso, muchos gestos responsables deberían parecer obvios en nuestra práctica veraniega de la navegación.

Prohibiciones para navegantes

Los decretos prefectorales se multiplicaron por toda Francia en julio y agosto a medida que se deterioraba la situación de los recursos de agua dulce. Gran parte del litoral se ve fuertemente afectado por los efectos de las sucesivas olas de calor, unidas a la afluencia estival de población. En consecuencia, los prefectos han prohibido la limpieza de embarcaciones y las carreras fuera de las zonas autorizadas. Algunos puertos fueron más allá y cerraron sus zonas de carenado.

En cuanto al acceso a los puertos situados en los estuarios, algunos han visto restringido su acceso para ahorrar recursos fluviales, como Arzal, para el que sólo está previsto un atraque diario, reservado a los navegantes que se dirijan a su puerto de origen.

Gestos ecológicos que deben mantenerse a largo plazo

Pero más allá de las prohibiciones, la situación nos invita a hacer mucho más.

En la navegación ligera, era costumbre enjuagar las velas o los chalecos salvavidas después de cada uso. ¿Es la ganancia marginal en la vida útil de una tabla de vela igual al volumen de agua confiscado para usos más esenciales? La recogida de aguas pluviales para estos usos debería formar parte integrante de cualquier proyecto de nuevo centro de deportes acuáticos.

Cocinar la pasta con una porción de agua de mar -al menos en alta mar, y menos aún en fondeaderos abarrotados- debería ser algo normal para cualquier navegante. ¿Es normal que la bomba de pie de agua de mar no sea estándar en todos los barcos de serie? En un momento en que las autoridades hablan de "navegación sostenible", imponer medidas de este tipo nos permitiría ir más allá de las buenas palabras.

El agua dulce es un bien precioso. Los marinos lo saben, aunque algunos lo hayan perdido de vista. Es hora de recordarlo y llevar nuestras buenas costumbres a tierra.

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