¿Qué hacer cuando se te parte en dos la tabla de surf o de paddle surf?

Es un problema que les ocurre a todos los surfistas. Una llegada repentina al rompiente de la orilla, una colisión, una mala caída... hay muchas razones por las que una tabla de surf puede romperse. Ahora tienes dos trozos de tabla que no te sirven de mucho. ¿Qué debes hacer? ¿Tirarla? ¿Repararla o darle otro uso?

Roturas frecuentes

No hace falta enfrentarse a Jaws o Teahupoo para romper el equipo. Una buena sesión en olas pequeñas basta a veces para arruinar tu tabla de surf. La potencia del labio en una sesión de Landaise es capaz de poner en entredicho la integridad de tu tabla. Esto se aplica a todas las tablas, desde los modelos básicos de producción hasta las tablas hechas a medida y moldeadas por encargo.

Una vez de vuelta en la playa, y esto es lo más importante, tienes que hacerte las preguntas adecuadas.

Todo puede repararse, pero no sin consecuencias

Desde un punto de vista técnico, una tabla que se rompe en dos puede repararse. Pero cuanto más lejos esté la rotura del nose, más difícil será la reparación. El shaper tendrá dificultades para recuperar el rocker original de la tabla. Además, pegar la tabla en toda su anchura provocará debilidades periféricas en otras zonas de la tabla, especialmente en la zona de apoyo.

También hay que tener en cuenta el peso de la reparación, que variará entre 200 y 500 gramos, según la resina utilizada y los listones añadidos.

Económicamente, un interés cuestionable

Este es el principal obstáculo para reparar tu tabla. Siempre que encuentres un artesano dispuesto a hacer el trabajo, te costará entre 350 y 600 euros.

Para un longboard estándar que cueste unos cientos de euros, la reparación no tiene sentido. Para un modelo de gama alta que cueste más de 1.000 euros, la reparación tiene sentido.

Sin embargo, incluso después de una reparación de este tipo, el surfista tendrá que aprender a recuperar la confianza en una tabla que ha sido sometida a una cirugía mayor.

Transmisión o reciclaje

Si decide no mandar reparar su tabla, hay otras soluciones. Varias asociaciones están encantadas de recuperar equipos dañados, para que sirvan de base para aprender el oficio de shaper, o de enviar tablas reparadas a países necesitados.

También puede realizar una reparación puramente estética para exponerlo en algún lugar, o dar rienda suelta a su imaginación. Una silla, un reloj, una diana, todo es posible...

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