Entrevista / Perito naval, entre bastidores de esta profesión esencial para los navegantes

Jean-Claude Frantz ha construido su carrera combinando la pasión por la náutica con el rigor técnico. Ahora trabaja por cuenta propia como perito naval y de yates fluviales, y echa un vistazo a los entresijos de una profesión exigente y poco conocida por los navegantes.

El mundo de la náutica se basa en la confianza: la que uno deposita en su embarcación, pero también en el experto que la mide. Jean-Claude Frantz, especialista en peritajes de embarcaciones de recreo marítimas y fluviales, hace balance de una carrera marcada por la exigencia técnica y la búsqueda de la independencia. Este veterano profesional comparte aquí su visión de la profesión, las competencias indispensables para su ejercicio y los retos de futuro que le aguardan.

Jean-Claude Frantz © C.E.M.F
Jean-Claude Frantz © C.E.M.F

¿Puede hablarnos de su trayectoria profesional, desde sus primeros años hasta su especialización en topografía marina?
El mar siempre ha ejercido su poder de atracción y ha influido en mis decisiones. Tras mis estudios técnicos superiores, siguió un largo periodo de actividad profesional en África, en gran parte junto al océano, con vacaciones en Francia en forma de hermosos cruceros en mi velero.
De vuelta a casa, me trasladé a un gran puerto deportivo del Mediterráneo, junto al Canal du Midi, y me hice cargo de una empresa de corretaje especializada en barcos de segunda mano. Con el paso de los años y el desarrollo de mis competencias, la empresa se convirtió en una consultoría náutica y fluvial. Desde hace varios años, me dedico exclusivamente a la peritación civil y judicial y a transmitir la experiencia adquirida.

¿Qué cree que define a un buen perito naval?
La profesión de perito naval es fácil de ejercer, pero difícil en la práctica. No se exige ninguna titulación, no hay normas restrictivas ni es obligatoria ninguna formación específica. Lo que sí se necesita son conocimientos técnicos sólidos y amplios, métodos de trabajo modernos y adecuados, curiosidad, humildad, rigor, capacidad de organización avanzada, gusto por el contacto humano, honestidad intelectual, amplitud de miras a la hora de trabajar, gusto por trabajar solo y ausencia de jerarquías.
Un experto será ante todo un amante del mar con el que ha entrado en contacto de una u otra forma, un admirador de los cascos elegantes que descansan en un amarradero en algún lugar o de una hermosa unidad amarrada en un puerto. Es un buen comienzo... Uno no se hace perito naval sólo para ejercer un oficio, sino sobre todo para formar parte de un entorno magnífico que estará presente en su vida todos los días y que debería permitirle vivir plenamente sus opciones.

¿Por qué ha decidido no estar vinculado a una compañía de seguros?
Desde el principio, la cuestión era si trabajar en el ámbito "técnico" con objetividad o en el de los "siniestros" en colaboración con las compañías de seguros. Rápidamente me decanté por el lado "técnico", que también me dio libre acceso a los conocimientos jurídicos al cabo de un tiempo.
Nunca me he arrepentido de poder elegir libremente en mi trabajo. Desde hace varios años, elijo mis encargos en función de su compatibilidad con mis competencias, mis preferencias y las limitaciones del encargo, lo que no me impide ocuparme ocasionalmente de peritajes contradictorios por cuenta de clientes o aseguradoras, pero esto representa sólo una pequeña parte de mi actividad.

¿Qué tipo de embarcaciones suele tasar? ¿Hay alguna diferencia significativa entre tasar un velero clásico y un multicasco moderno?
El negocio de la tasación corresponde más o menos al mercado de la náutica de recreo, y este mercado lleva muchos años evolucionando. Los veleros y las lanchas a motor son cada vez más grandes y voluminosos, más cómodos y mucho más equipados con elementos de confort, ayudas a la navegación, motores modernos, etcétera. En mi opinión, el núcleo del mercado actual es el barco que permite hacer cruceros cortos y tranquilos y vivir cómodamente en puerto, como en una segunda residencia. Los barcos de segunda mano de tamaño intermedio, a vela o a motor, constituyen ahora la mayor parte de mi negocio, en mi región o en cualquier otro lugar. En la mayoría de los casos, se trata de una experiencia clásica con un equipamiento estándar y bien conocido, con algunas sorpresas. Los multicascos modernos pertenecen a un mundo ligeramente distinto, con arquitecturas y diseños particulares, materiales diferentes y compradores distintos con proyectos a gran escala, lo que no cambia mucho el protocolo de investigación, siempre que se conozcan bien estos barcos. Por lo que a mí respecta, los multicascos representan una pequeña proporción de mi trabajo previo a la transacción.

¿Cuáles cree que son los principales retos a los que se enfrentan los expertos marítimos?
Garantizar las competencias a tres niveles: técnico, jurídico y objetivo. Con la aceleración de los cambios tecnológicos, la evolución de los métodos de fabricación y la globalización de la producción, es probable que el trabajo del perito naval sea cada vez más especializado y requiera actualizaciones cada vez más complejas. Ya se están desarrollando formaciones específicas sobre los nuevos sistemas de propulsión, la energía eléctrica de a bordo, las ayudas a la navegación, los "nuevos" riesgos, etc. Lo mismo ocurre con las herramientas de tratamiento de la información, con los ordenadores portátiles, las tabletas, los programas informáticos específicos que generan informes automáticos, las casillas de selección y las frases preformateadas. La uberización de la función de experto avanza a buen ritmo. Es de esperar que el experto "humano" siga siendo el último eslabón decisorio de la función pericial, pero la práctica de su arte será cada vez más compleja. Será difícil imaginarles ejerciendo sin formación continua, ya sea técnica o jurídica, sin tutoría en materia civil o judicial, sin participar en peritajes con "veteranos", sin asistencia, sin asesoramiento.

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