El Energy Observer se botó en 2017 con la ambición de probar diferentes tecnologías ecológicas para el transporte marítimo y ser el primer barco de hidrógeno con cero emisiones. Tras siete años en el mar, regresó a su puerto base de Saint-Malo el viernes 14 de junio de 2024. La villa de la exposición nos dio la oportunidad de conocer un poco más las tecnologías a bordo.
La odisea de un barco pionero
Lanzado en 2013 por Victorien Erussard, el proyecto Energy Observer reúne a un equipo diverso de navegantes, científicos, ingenieros y periodistas, con el objetivo de crear el primer barco autónomo y respetuoso con el medio ambiente capaz de generar y utilizar su propia energía renovable.

En 2017, el Energy Observer zarpó por primera vez con su nueva configuración. Este catamarán, construido originalmente en 1983, diseñado por Nigel Irens y conocido como el sufrió varias transformaciones antes de convertirse en un laboratorio itinerante de tecnologías verdes. En 1993 se convirtió en Trofeo Julio Verne estableciendo un récord de circunnavegación de 74 días, 22 horas, 17 minutos y 22 segundos. En 1998, bajo el nombre de "> ", navegó con Tracy Edwards, capitana de la primera tripulación femenina que intentó ganar el Trofeo Julio Verne.

En 2016, la UNESCO se convirtió en socio del Energy Observer para promover la educación y las energías renovables. Al año siguiente, en 2017, Energy Observer cruzó el Canal de Gibraltar, convirtiéndose en el primer barco impulsado por hidrógeno en lograr esta hazaña. En 2018, el barco comenzó su viaje por el Mediterráneo, partiendo de Marsella para hacer una parada tras otra en uno de los mares más contaminados del mundo. En 2019, el Energy Observer llegará al Ártico con cero emisiones, gracias a sus sistemas de energía renovable e hidrógeno. Por último, en 2024, tras 7 años de viaje alrededor del mundo, regresará a su puerto base de Saint-Malo.


Un barco de hidrógeno " Enza New Zealand"verde"Royal & Sun Alliance"tapas"LEFT"> A ¿A qué velocidad navega el Energy Observer? Una media de 5 nudos. Para ponerlo en perspectiva, los cargueros pueden navegar fácilmente a 20 nudos, cuatro veces más rápido. Esta lentitud puede parecer inusual en un mundo en el que a menudo se valora la velocidad. Pero también nos permite apreciar mejor nuestro entorno natural y consumir energía de forma responsable. Mientras crece el interés por nuevos combustibles alternativos como el hidrógeno, el amoníaco y el metanol, hay una solución inmediata para reducir nuestro impacto ambiental: reducir y optimizar la velocidad. Un barco más lento consume menos combustible. La mayoría de los productos que consumimos recorren miles de kilómetros por mar para llegar hasta nosotros. Reduciendo la velocidad sólo un 20%, sería posible no sólo limitar la contaminación acústica submarina, sino también reducir las emisiones de carbono en un 24%. Es la forma más sencilla y rentable de reducir nuestro impacto inmediato.
El Energy Observer depende del sol para alimentar sus paneles solares, del viento para inflar sus OceanWings® y de las corrientes para dirigirse. No puede limitarse a quemar combustible para llegar adonde quiere. Navegar sin emisiones significa sin duda adaptarse a la naturaleza, y la naturaleza te devuelve.
