El objetivo de Olivier Defranc era lograr la hazaña de cruzar el Atlántico en windsurf y llegar a Kourou, su tierra natal A distancia ". Más allá del desafío deportivo que representa, esta travesía fue un poderoso homenaje a Christian Marty, pionero de la vela, y una búsqueda personal marcada por años de preparación. He aquí una retrospectiva de una aventura extraordinaria que combina el homenaje, la superación de los propios límites y una determinación inquebrantable para lograr lo impensable.
Un proyecto maduro, inspirado en Christian Marty
En 1982, Christian Marty, piloto de líneas aéreas y apasionado del windsurf, desafió todas las convenciones al proponerse cruzar el Atlántico en windsurf. Partiendo de Dakar, llegó a la costa de la Guayana Francesa después de 37 días en el mar, convirtiéndose en la primera persona en lograr esta hazaña. En aquella época, esta aventura de unas 2.279 millas náuticas representaba una proeza tanto técnica como humana. Marty navegó sobre una tabla rudimentaria, sin asistencia permanente, confiando en su instinto y resistencia frente a los caprichos del océano. Su hazaña suscitó una oleada de vocaciones entre los aficionados a los deportes náuticos. Olivier Defranc, entonces un adolescente, fue uno de los muchos jóvenes fascinados por esta travesía; tuvo la oportunidad de acompañar a Christian Marty durante los últimos 12 kilómetros, una experiencia inolvidable que iba a influir profundamente en su pasión por el windsurf.
Inspirado por Christian Marty, Olivier Defranc lleva más de 40 años alimentando el sueño de seguir sus pasos. A pesar de un intento abortado en los años 90 por falta de patrocinadores, nunca renunció a su ambición. En diciembre de 2024, a la edad de 55 años, tras años de preparación física y mental y una carrera jalonada de numerosas competiciones, por fin hará realidad su proyecto. Apoyado por un equipo técnico experimentado y una logística avanzada, pudo aprovechar los avances modernos para optimizar sus condiciones de navegación, honrando al mismo tiempo el espíritu del desafío original. Esta travesía, dedicada a la memoria de Christian Marty, el capitán trágicamente fallecido en el accidente del Concorde en 2000, marca la realización de un arraigado sueño de infancia.
Condiciones extremas, determinación inquebrantable
Olivier partió el 10 de diciembre de 2024 de la playa de N'gor, en Dakar (Senegal), en una tabla de windsurf especialmente diseñada para esta travesía, se enfrentó a vientos a veces violentos y olas imponentes, al tiempo que tuvo que lidiar con el cansancio y el aislamiento.
Fiel al enfoque minimalista de su predecesor, comía y dormía en su tabla equipada con una vejiga estabilizadora y un toldo básico. Sus días estaban marcados por una navegación intensa, ajustes de trayectoria y una gestión rigurosa de sus recursos físicos y mentales.
A diferencia de Christian Marty, Olivier tenía un barco de seguimiento, un catamarán de 12 metros, por razones de seguridad. Esta tripulación sólo debía intervenir en caso de situación crítica y proporcionarle refugio para pasar la noche.
Un nuevo disco y un sentido homenaje
El 5 de enero de 2025, tras recorrer 2.290 millas en 26 días y 8 horas, Olivier llegó finalmente a las costas de Kourou, en la Guayana Francesa, no sin gran emoción. Al hacerlo, batió el tiempo de referencia establecido por Christian Marty. En un vídeo que muestra su llegada, habla de las islas que atravesará (Saint-Joseph, Île Royale e Île du Diable) antes de pisar por fin tierra firme. Había decidido pasar entre estas dos islas, como se había prometido a sí mismo que haría. Este momento, que llevaba 40 años esperando, era para él un logro de una belleza difícil de creer: un conmovedor homenaje a Christian Marty, el hombre que había dejado su huella en la historia de la vela.