Entrevista / IMOCA Charal: confidencias saladas de Beyou y Lagravière que conducen a la victoria


Acaban de ganar la IMOCA Transat Jacques Vabre. Antes de embarcar, Jérémie Beyou y Morgan Lagravière respondieron a una serie de preguntas íntimas, divertidas y náuticas. Una breve entrevista que revela la cara B del dúo Charal.

¿Qué se aprende de un dúo que cruzó el Atlántico a toda velocidad? No sólo el espectáculo. En esta entrevista en vídeo, Jérémie Beyou y Morgan Lagravière revelan lo que ocurre entre bastidores en su aventura, lejos de los gráficos de rendimiento y las rutas meteorológicas.

Una victoria y veinte preguntas

En un tono desenfadado pero franco, los dos marineros juegan al juego de las respuestas espontáneas. El ejercicio: veinte preguntas sobre su relación a bordo, sus costumbres en el mar y algunas confidencias más personales. Todo ello sin jerga ni doble lenguaje.

¿En qué consiste el espíritu de equipo?

Cuando se le pide a un capitán que resuma a su compañero de equipo en una palabra, las respuestas no se hacen esperar. Humor, rigor, escucha... Lo que surge es un verdadero respeto mutuo y una preciosa complementariedad en un IMOCA lanzado a toda velocidad.

Supersticiones, grigris y manías

Ritual previo a la carrera, amuleto de la suerte, lista de reproducción en el mar... Cada marinero tiene sus manías, a veces compartidas, a veces guardadas en secreto. Lagravière y Beyou no son una excepción. Y aunque algunos detalles permanecen en la cabina, otros se revelan con una sonrisa.

La vida a bordo, entre el cansancio y el placer

¿Qué se come cuando se gana una regata transatlántica? ¿Qué plato sueña con comer cuando atraca? ¿Y con qué se deleita cuando está en alta mar? El dúo habla de refrescos de cola, música, puertos de escala favoritos y recuerdos del mar con una naturalidad que hace que la entrevista sea tan accesible como divertida de ver.

Un toque de humanidad tras la representación

Alcanzan su rendimiento cruzando la línea en primer lugar. Pero lo que entregan aquí son sus valores, sus deseos y, a veces, también sus dudas. Lo que queda es el vivo retrato de un dúo que navega tanto con los nervios como con el corazón.

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