La normativa es clara
La Ley de Aguas establece que todas las embarcaciones de recreo construidas a partir de 2008 y equipadas con aseos deben estar dotadas de un depósito de retención (depósito de aguas negras) o de un sistema de tratamiento de aguas residuales.
Los vertidos de aguas negras, grises o de sentina están estrictamente prohibidos en los puertos y en la zona de 3 millas náuticas.
La descarga de aguas negras es posible más allá de las 3 millas siempre que el buque esté equipado con un sistema de trituración y desinfección. La descarga debe realizarse a una velocidad de al menos 4 nudos.
Pero cada vez hay más puertos o zonas de anclaje a los que sólo se puede acceder si el barco tiene un sistema de retención de aguas residuales. Por otro lado, cada puerto debe disponer de instalaciones de recepción de residuos y aguas residuales de los buques.
En otras palabras, la calidad del anclaje y del baño depende de nuestro comportamiento. Si la mayoría de nosotros nos tomamos la molestia de vaciar nuestros desechos muy lejos en el mar, unos pocos lo volvemos a tirar todo al mar en el mismo lugar de la llamada..
Cada vez más, los puertos deportivos se equipan y ofrecen acceso gratuito a sus instalaciones, contribuyendo así a la calidad del agua y, más ampliamente, a una lógica medioambiental cada vez más compartida.
A pesar de este esfuerzo de las infraestructuras portuarias, ¡hay que constatar que las instalaciones están infrautilizadas!
Cuestionados los directores de los puertos de Concarneau, Port La Forêt y Brest-Moulin Blanc son unánimes. Las instalaciones existen, son gratuitas, de fácil acceso los 7 días de la semana y, lamentablemente, poco utilizadas.
En Brest, Jonathan Goguer nos explica que de una capacidad de 1.400 plazas y 150 de visitantes, para el año 2020 el contador registró 30 horas de uso de la estación de recuperación de agua. Esto parece poco para tantos barcos.
En Port La Forêt, Frédéric Boccou, cuenta con 6 usos de la planta de tratamiento de aguas residuales para el año 2020. La estación, juiciosamente situada junto a los surtidores de combustible, es de fácil acceso y el navegante se beneficia de la ayuda de un operador portuario para simplificar y garantizar la maniobra.
Según Frédéric, la edad media de los barcos es un factor importante. De hecho, desde su punto de vista, sólo el 1% de los barcos estarían equipados con depósitos de aguas residuales. Por lo tanto, habrá que esperar a una renovación de la flota. Como recordatorio, sólo las embarcaciones construidas después de 2008 están obligatoriamente equipadas con depósitos de aguas residuales. Hoy en día, la edad media de una embarcación de recreo es de 23 años y el 80% de las embarcaciones se construyeron antes del año 2000 (fuente ODIT Francia - el mercado de las embarcaciones de recreo)
En Concarneau, Arnaud Ricard tiene previsto modificar completamente sus instalaciones para simplificar aún más su uso. De hecho, aunque los operadores portuarios se encargan de todo en lugar de los navegantes, el uso sigue siendo escaso.
También tiene previsto reforzar la comunicación sobre este aspecto de la conservación de los fondos marinos, quizás con la Estación Biológica del cercano Museo Nacional de Historia Natural.
Para los tres gestores portuarios contactados: la información, el conocimiento del medio marino y el impacto de las aguas residuales deben poder cambiar el comportamiento de cada navegante.
¿No son nuestros veleros y lanchas en parte responsables del deterioro de la calidad de las aguas costeras?
¿Son nuestros hermosos fondeaderos y pequeños rincones del paraíso puntos de contaminación?
Hagamos más esfuerzos para seguir navegando y parar en aguas claras donde se pueda nadar.
