El agua dulce es preciosa, pero su permanencia en los depósitos del barco no favorece su salud. Antes de pensar en almacenarlo, es aconsejable tomar algunas precauciones para evitar que uno mismo aporte elementos contaminantes.
Tan pronto como se llene
- ¡El tubo de llenado es un traidor! Normalmente se encuentra en la cubierta plana, y debe comprobarse si hay fugas y sustituir la junta en caso de duda. Esto evitará que el agua de escorrentía o de lavado entre en el depósito.
- Al llenarla, utilice una manguera fiable, es decir, no una que haya estado tirada en el pontón al sol. El extremo de la manguera debe enjuagarse cuidadosamente antes de introducirlo en el orificio de llenado.

- Es importante dejar salir suficiente agua para eliminar el agua estancada dentro de la manguera antes de empezar a llenarla.
- Si utilizas tu propia manguera, sóplala después de usarla para asegurarte de que está vacía antes de guardarla.
Un circuito limpio y saludable
- El agua distribuida por las redes terrestres se trata con productos persistentes, es decir, sus efectos son duraderos para que el agua no se deteriore en las tuberías. Este efecto se mantiene en los embalses, siempre que un determinado consumo permita su renovación periódica.
- Una buena precaución es limpiar el o los depósitos al principio de la temporada antes de volver a ponerlos en servicio. Se añade la cantidad correcta de desinfectante al depósito o depósitos y se disuelve en un buen volumen de agua.
- Uno a uno, se abren todos los grifos para que el producto esté en contacto con todo el circuito.

- Después de unas horas de contacto, simplemente escurra y aclare con agua limpia. Una última recarga y su sistema está listo para ser utilizado.
- Micropur es perfecto para este fin, teniendo en cuenta que no se trata de tratar el agua, sino de asegurar el estado sanitario de los depósitos y del circuito.

En cualquier caso, es importante dividir sus reservas, para controlar su consumo, pero también para limitar las consecuencias de una posible contaminación.