Cuando el motor está cerca de tu corazón... la necesidad de mecánicos de barcos

Cuando compré mi barco, tenía claro el aspecto de la navegación y los retos que iba a tener que superar. No fue así en lo que respecta al aspecto mecánico. El cambio de aceite fue mi primer salto a este mundo, lo que me demostró que aún me quedaba mucho por aprender.

Tras mudarme a mi barco, sigo descubriendo esta nueva vida.

Saber navegar y saber mantener su barco: dos mundos

Para mí, navegar estaba claro, sabía cómo hacerlo. Aún me quedaba mucho por aprender, por supuesto, pero confiaba en los conocimientos que ya había adquirido cuando compré La Ceci, y sabía que el resto llegaría a medida que navegara.

Por otro lado, la parte más mecánica, eléctrica y de mantenimiento formaba parte de un mundo totalmente desconocido para mí. Realmente, totalmente desconocido. Por supuesto, era consciente de que tenía que ponerle remedio, o al menos empezar a ponerle remedio cuanto antes. Esta autonomía era esencial para mis viajes, para poder cuidar de mí mismo si algo salía mal. También me di cuenta rápidamente de que cuando partí, más o menos lejos, esta autonomía también estaba directamente relacionada con mi (falta de) confianza en el mar, en Ceci y en mí mismo en el mar. Era una sensación, un miedo, que nunca había experimentado en los barcos de otras personas.

Por eso, hasta que no adquirí estos conocimientos, me di cuenta de que estar en el mar me estresaba enormemente. Así que tuve que familiarizarme con mi motor lo antes posible.

Primer cambio de aceite : "Pero no puede ser más sencillo"

No hay nada más simple para usted, señor...
La primera vez que me acerqué a mi motor con la intención de conocerlo, de familiarizarme con su funcionamiento, fue como entrar en un territorio donde el lenguaje hablado nos es totalmente desconocido, donde los códigos son diferentes y donde, por tanto, hay de todo por aprender. Así que cuando te decimos que "No podría ser más sencillo" ... bueno, eso depende.

Mi primera experiencia con motores fue cambiar el aceite y los filtros de aceite y combustible. "Simple". "30 minutos máximo".

2h30 después, seguíamos allí. Al final, nada había salido según lo previsto: desde entonces he aprendido que es algo habitual cuando se realiza cualquier tipo de tarea en un barco. No entendía todo lo que ocurría, pero observaba y ayudaba en lo que se me pedía.

Tras horas de esfuerzo cambiando aceite y filtros, mi motor estaba listo para el servicio. Me había ensuciado las manos. Estaba contento, había dado un primer paso. No habría sido capaz de hacerlo yo mismo, pero al menos había empezado a hablar el idioma del motor, y algunos términos ya no me resultaban extraños.

Cuando la persona que me había ayudado se marchó, tomé todas las notas que pude sobre lo que me había contado. Fue difícil, porque no entendía muy bien la lógica de lo que se había hecho. También me di cuenta de que aún me quedaba mucho por aprender en este campo.

La autonomía era necesaria en varios ámbitos

A raíz de esta experiencia, obviamente leí sobre el tema e intenté comprender mejor cómo funcionaba este motor. Hice lo que me dijeron para mantenerlo lo mejor posible, y como debía, pero sentía que para ir más lejos necesitaba más conocimientos para adquirir cierta autonomía. Iba a ser un camino largo, pero me entusiasmaba.

De hecho, pensaba partir el verano siguiente, a lo largo de la costa española. Aún quedaban muchos preparativos, tanto técnicos como mecánicos. Quería que La Ceci fuera segura y que yo pudiera navegar con la mayor autonomía posible.

Y entonces llegó COVID ...

Más artículos sobre el tema