Informe de la SNSM / A los 68 años, un kitesurfista navega a la deriva durante 10 horas en plena noche en el Etang de Berre

Tuvo mucha suerte. Un kitesurfista de 68 años, que salía para una simple excursión en el Etang de Berre, pasó 10 horas en el agua por un problema con su cometa. He aquí la historia y las lecciones aprendidas de esta desventura, que podría haber acabado muy mal, con informes de la Cruz y la SNSM.

Una sesión otoñal de cometas

Este mes de octubre, un viento del este de 20-25 nudos atrajo a unos cuantos kitesurfistas a la popular playa de Jaï. Tras unas cuantas viradas, un experimentado kitesurfista de 68 años sufrió daños en su cometa, lo que le impidió volver al punto de partida. El viento le alejó de la playa. Decidió deshacerse de su cometa averiada y agarrarse a su tabla, que tenía poca flotabilidad, pero que le servía de apoyo.

Principales recursos movilizados

Al mismo tiempo, un miembro de una asociación local de kitesurf dio la voz de alarma. Preocupado por la presencia de su equipo en la playa y de su coche todavía en el aparcamiento al caer la noche, se puso en contacto con los servicios de emergencia para iniciar una búsqueda. Emmanuelle Maffeot, que dirigió la operación desde Cross Med, describe las circunstancias:

"Una microfuga hizo que el ala se desinflara muy lentamente, acabando por perder su rigidez, y cayera al agua, sin que hubiera forma de hacerla retroceder. En cuanto se dio la alarma, movilizamos medios importantes: dos helicópteros, la SNSM de Martigues y medios terrestres se desplegaron a primeras horas de la noche".

Patrick Pombo, jefe de la SNSM en Martigues, nos habla de la operación:

"En cuanto se envió la alerta, salimos con nuestra lancha para despejar la zona. El vendaval había creado olas de casi 3 metros. Era deporte. Empezamos la búsqueda con la cámara térmica, pero no conseguimos nada. Pasamos varias horas zarandeados por la orilla norte del estanque".

10H natación

Mientras tanto, el kitesurfista continúa su lenta deriva hacia el norte del estanque, alternando el descanso con la natación sobre la tabla. Deportista consumado, está en excelentes condiciones físicas. Y no es ningún novato en los deportes acuáticos. Tras 9 horas de natación, desembarca por fin en la playa de Saint Chamas, a unos diez kilómetros de su punto de partida. Eran las dos de la madrugada. Estaba desorientado, cansado, pero vivo.

Caminó por la orilla, que no estaba muy transitada a esas horas de la noche. Al cabo de un cuarto de hora, consiguió parar un coche, que alertó a los servicios de emergencia. El hombre fue trasladado al hospital de Lavéran para que le hicieran pruebas.

La treintena de socorristas tuvo vía libre.

¿Qué lecciones podemos aprender de esto?

Este experimentado hombre de 60 años había salido a navegar con un traje de invierno 5/4, lo que probablemente le salvó la vida. Con este tipo de protección térmica, evitó la hipotermia, que le habría sobrevenido rápidamente si hubiera salido a navegar con un shorty de verano o neopreno.

Conocedor de los riesgos, también se había puesto en marcha con un teléfono móvil resistente al agua. Desgraciadamente, no pudo hacer una llamada cuando se encontró en una situación de peligro. Peor aún, el teléfono era un modelo con un teclado de 9 teclas. Con este equipo tan anticuado, a los rescatadores les resultó imposible geolocalizarlo. Sólo los teléfonos inteligentes pueden utilizarse para localizar pasivos. Si hubiera tenido un modelo de este tipo, los rescatadores habrían concentrado sus esfuerzos en una zona precisa y podrían haberle encontrado. Hubo que esperar a que los servicios de emergencia requisaran a su operador para obtener una vaga demarcación del teléfono al norte del estanque. Pero la zona seguía siendo demasiado extensa.

Por último, el hombre estaba equipado con un casco fluorescente, pero esto no era suficiente para facilitar la búsqueda en estas condiciones tan duras. Sólo una linterna o un cyalum marcan realmente la diferencia en la búsqueda de un hombre al agua. Este equipo, que cuesta unos diez euros y ocupa muy poco espacio, debe incluirse en cualquier salida, sobre todo al final del día y en condiciones sostenidas.

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