25 nudos, marejada de 1,5 m y oleaje al salir de puerto
La unidad expuesta acaba de regresar de una temporada de chárter en Ibiza. Aparte de algunos signos comunes de desgaste, el estado general de la M11 es más que satisfactorio y no parece haber sufrido un uso intensivo ni quemaduras solares.
Las condiciones de la prueba no podían ser más inusuales: el periodo del equinoccio en el Mediterráneo es sinónimo de fuerte oleaje y vientos sostenidos. También había una peculiaridad causada por la ubicación: la salida del puerto de Port Ginesta se encuentra a pocos metros de un gran acantilado, que acumula bancos de arena y provoca un oleaje de retroceso muy pronunciado nada más salir. Sin embargo, los 25 nudos del sureste y los trenes de olas muy cortas (1,5 metros de altura) no aplacaron nuestras ganas de salir y comprobar si la M11 estaba a la altura de sus modernas líneas.

El puesto de gobierno no se puede ajustar de mil maneras. El volante es fijo, pero el asiento acolchado y el reposapiés son suficientemente ergonómicos para pasar largas horas al timón. La instrumentación Simrad de 12 pulgadas es sencilla, pero está bien situada en la consola.
La dirección, el casco y los motores son irreprochables

Una vez encendidos los motores, la M11 ofrece un radio de giro bastante corto para las maniobras. Presentado frente a las olas para pasar el timón, el Nuva se muestra muy reactivo cuando hay que acelerar bruscamente para aprovechar una breve calma. Nunca se pierde de vista el horizonte, y los dos Mercury y la hélice de 17 pulgadas y 3 palas contribuyen a propulsar el M11 hasta el planeo en 6 segundos. Lo cual es satisfactorio con 7 adultos a bordo y más de 600 litros de combustible.
La proa es fácil de colocar en las olas, y la dirección es suave y precisa. Según Tiá, que trabajó con Raúl Gonzalo, también arquitecto naval, en este casco "s1"> De vuelta a puerto, la conclusión fue sencilla: el M11 era seguro y demostró su navegabilidad en condiciones complicadas.