10 objetos náuticos para descubrir en el Museo Marítimo de Nueva Caledonia

El Museo Marítimo de Nouvelle-Calédonie, que incorpora periódicamente nuevos objetos históricos a sus colecciones, introduce a los visitantes en el pasado marítimo del Pacífico.

En Numea, el Musée Maritime de Nouvelle-Calédonie sigue enriqueciendo sus colecciones con piezas únicas que dan testimonio de los grandes viajes de exploración, los avances de la construcción naval y los momentos trágicos de la historia marítima local. Estas incorporaciones permiten a los visitantes comprender mejor la evolución de la navegación en la región del Pacífico. He aquí 10 objetos que podrá descubrir en el museo.

Medalla de James Cook: vestigio de la exploración de Nueva Caledonia

En 1774, durante su segundo viaje a los Mares del Sur, James Cook, el célebre navegante inglés, hizo escala en una tierra desconocida a la que llamó Nueva Caledonia. Este descubrimiento se produjo tras un viaje que le había llevado desde la isla de Pascua hasta las Nuevas Hébridas. Para conmemorar su paso, el Almirantazgo británico regaló a Cook varios centenares de medallas con la efigie del rey Jorge III y los navíos Resolution y Adventure. Algunas de estas medallas, acuñadas en cobre y metales preciosos, fueron encontradas en las islas del Pacífico, especialmente en Tahití, y hoy forman parte integrante de las colecciones del museo.

El barco de los clins: testimonio del patrimonio marítimo de Nueva Caledonia

Esta lancha, utilizada por el remolcador de vapor Gouverneur Feillet a finales del siglo XIX, es un precioso testimonio de la pericia en la construcción naval. Construido con clins, una técnica en la que cada tablón (o tablazón) se coloca de forma que cubra ligeramente el tablón de debajo para reforzar la estructura del barco, este barco fue restaurado en 1996 por la clase de patrimonio del instituto Magenta de Numea.

La muela: el ingenio de las expediciones de La Pérouse

El museo también alberga objetos relacionados con la expedición de La Pérouse, entre ellos un molino harinero que formaba parte del equipamiento de los dos barcos de la expedición. Instalados a bordo para garantizar la conservación de los alimentos, los molinos eran esenciales para el bienestar nutricional de la tripulación durante sus viajes. Un mecanismo giratorio, accionado por una manivela e impulsado por alas de molino, permitía moler hasta 200 kg de trigo al día.

La maqueta del John Pirie: un viaje por la historia del comercio marítimo

También se ha incorporado a las colecciones del museo una maqueta del John Pirie, goleta británica construida en 1827. Este barco, utilizado para transportar madera de sándalo, hizo varias escalas en Nueva Caledonia, sobre todo en 1847, antes de zarpar de nuevo con un preciado cargamento. La maqueta de este barco ilustra no sólo la arquitectura naval de la época, sino también el comercio entre Australia, Nueva Caledonia y otras regiones del Pacífico.

El Azafrán de Roanoke: una pieza única y monumental

La colección del museo incluye uno de los mayores timones de madera del mundo, el del Roanoke, un mineralero que se hundió en 1905. Este timón monumental, de 14 metros de altura y 3 toneladas de peso, fue hallado tras el naufragio en Kouakoué. Es una de las pocas piezas que se conservan del pecio, y permite conocer la historia de la marina mercante de principios del siglo XX.

La boya de Monique: un recuerdo de la mayor tragedia marítima de Nueva Caledonia

El Monique, un coaster de 34 metros construido en 1945 en Port Chalmers (Nueva Zelanda), fue diseñado para transportar suministros. El barco servía de enlace entre Numea y las islas de la Lealtad, transportando café, azúcar y productos de primera necesidad a las islas, además de traer de vuelta cestas de verduras, cerdos y todos los productos locales de las islas. En 1953, el Monique zarpó de nuevo, muy cargado, de Maré a Numea, adonde nunca llegó. El barco, que transportaba 18 tripulantes y 108 pasajeros, nunca fue encontrado. Fue un trágico suceso que permanece profundamente grabado en la memoria de Nueva Caledonia. La boya del Monique es uno de los únicos objetos que quedan del naufragio. Recuperada en 1953, es un testimonio conmovedor de la historia marítima de la región, y su exposición brinda la oportunidad de reflexionar sobre la evolución de las prácticas de seguridad a bordo de los buques.

El faro de Amédée: una leyenda de la navegación

Otra pieza emblemática del museo es la óptica del faro de Amédée, el segundo más alto del mundo. Instalada en 1865, esta lente de cristal se utilizó durante décadas para guiar a los barcos por los arrecifes de Nueva Caledonia. Esta lente, fabricada por la Société des Établissements Henry-Lepaute de París, es un ejemplo espectacular de los avances tecnológicos en señalización marítima del siglo XIX.

Las gárgolas del faro de Amédée: arte y función en lo alto del faro

El museo también expone una cabeza de gárgola de bronce, una de las 16 gárgolas que adornaban la parte superior del faro de Amédée. Estas figuras, concebidas para evacuar el agua de lluvia, son también elementos decorativos marinos que representan criaturas mitológicas o animales.

Gargouilles ornant le sommet du phare Amédée
Gárgolas que adornan la cima del faro de Amédée

El doble timón del Sena: una rara pieza del patrimonio náutico

Otra pieza destacable es el volante doble del Royal Corvette El Sena naufragado en 1846 cerca de Pouébo. Este barco, destinado a una misión secreta, se perdió en el mar en un momento de tensión entre Francia e Inglaterra. El timón fue recuperado en el lugar del naufragio y restaurado por alumnos del instituto Petro Attiti de Numea.

El sextante Mercier, clave de la identidad de La Pérouse

Por último, el sextante Mercier de la fragata La Boussole, hallado en el pecio de Vanikoro, en las Islas Salomón, en 2005, es otra pieza excepcional. Este sextante, utilizado para medir la latitud y determinar la posición en el mar, fue crucial para identificar los restos del naufragio de este navío comandado en su día por La Pérouse.

Las colecciones y su impacto educativo

Para ayudar a los jóvenes a descubrir estos 10 objetos y otros de la colección, el Museo Marítimo colabora desde 2009 con el Vicerrectorado. Un profesor puesto a disposición por esta organización trabaja con el equipo del museo para desarrollar materiales educativos para los profesores y sus alumnos. Estos recursos pueden descargarse del sitio web del museo.

También se ofrecen visitas para grupos escolares de todos los niveles (escuelas primarias, colegios y liceos), centradas en los temas de la exposición permanente. Cada visita se adapta a las necesidades de los profesores, que pueden ponerse en contacto con el guía del museo para preparar su programa con antelación.

Los precios son los siguientes:

  • Visita guiada: 4.000 CFP (incluido el profesor), 350 CFP por adulto acompañante

  • Visita al laboratorio: 5000 CFP

Al mismo tiempo, el Service de recherche pédagogique, d'édition et d'ingénierie éducative (SRPEIE) del Vicerrectorado de Nueva Caledonia, en colaboración con las unidades educativas de los museos de la región, ha lanzado una serie de vídeos cortos que exploran la historia de Nueva Caledonia utilizando objetos locales y documentos de archivo. Una página dedicada en el sitio web del museo permite a los visitantes ver los videoclips de la serie "Los tesoros del museo cuentan nuestra historia", dirigida por Patrice Fesselier-Soerip.

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