Ruido del aparejo, todas las soluciones para un yate más silencioso

Los ruidos del aparejo suelen perturbar el confort a bordo, sobre todo al fondear o durante las guardias nocturnas. Sin embargo, existen causas identificables de los silbidos, chasquidos y ruidos resonantes, así como remedios disponibles. Este artículo ofrece una guía paso a paso para comprender las causas de estos ruidos molestos y eliminarlos eficazmente.

¿Por qué hace ruido la plataforma?

Los ruidos del aparejo son casi inevitables en un velero, pero algunos son más molestos que otros. Su origen suele ser mecánico y acústico. Por un lado, están los ruidos provocados por juegos mecánicos: grilletes que vibran, tensores que se aflojan, poleas desgastadas o drizas que golpean contra el mástil. Por otro lado, los fenómenos de resonancia pueden convertir el mástil en una auténtica caja de resonancia, amplificando las vibraciones a la menor brisa.

En algunos barcos, el más mínimo chorro de aire parece ser suficiente para hacer cantar a la jarcia. Este fenómeno suele estar relacionado con una tensión mal equilibrada en los obenques, o con una frecuencia de resonancia en el mástil mal absorbida por el conjunto de la jarcia firme. Es importante entender que este ruido no significa necesariamente que un elemento esté defectuoso, sino que el sistema en su conjunto está desafinado.

Localizar el problema antes de actuar

Antes de intentar eliminar un ruido, primero hay que identificarlo correctamente. Este paso requiere paciencia y método. Una inspección visual del aparejo en puerto puede revelar holguras excesivas o componentes sueltos. Al mismo tiempo, una escucha atenta en tiempo de calma puede identificar a menudo las fuentes de ruido más fuertes. Algunos marineros no dudan en permanecer en cubierta por la noche, cuando el barco está en perfecto silencio, para localizar uno a uno los componentes infractores.

Al navegar, el ruido suele amplificarse. El mástil puede empezar a vibrar en ceñida o en popa, en función de las fuerzas ejercidas sobre los obenques. Observar atentamente el comportamiento de la jarcia a vela nos ayuda a comprender mejor las condiciones en las que se producen estos ruidos. Se puede detectar una tensión insuficiente, un motón torcido o una driza que golpea contra el tubo.

Ajuste la tensión del aparejo para limitar las vibraciones

Una de las primeras cosas que hay que hacer es comprobar la tensión del aparejo. Un obenque demasiado flojo, o uno demasiado tenso, puede provocar vibraciones. El uso de un tensiómetro puede ser muy útil para conseguir una tensión equilibrada entre babor y estribor. El ajuste debe tener en cuenta el tipo de mástil, la vela y la configuración del barco.

Algunos constructores y aparejadores recomiendan incluso modificar ligeramente la tensión en función de la temporada, con un aparejo más tenso para las regatas de verano y un aparejo algo más flojo para el fondeo en invierno. En todos los casos, una inspección periódica puede detectar cualquier desequilibrio, que a menudo es responsable del ruido.

Mantenga las piezas móviles para evitar que traqueteen

El mantenimiento de la jarcia firme y de labor es esencial para evitar ruidos indeseados. Los traqueteos metálicos suelen deberse a piezas sueltas o mal lubricadas. Por ello, los tensores, bloques y grilletes deben limpiarse regularmente para eliminar la sal, los residuos y la corrosión. Una gota de lubricante adecuado en las piezas móviles suele bastar para eliminar un ruido recurrente.

En algunos casos, los contactos metálicos pueden eliminarse utilizando pequeños manguitos de goma o tubos termorretráctiles. Estos sencillos dispositivos absorben las vibraciones sin afectar a la seguridad del aparejo. Son especialmente eficaces para grilletes o pasadores que golpean contra un cadenote o balcón.

Asegure drizas y escotas para una cubierta silenciosa

El batir de las drizas contra el mástil es uno de los ruidos más molestos, sobre todo por la noche, y la cabina actúa a menudo como caja de resonancia. Un simple bucle mal colocado puede convertirse en una percusión permanente con cada ráfaga. Para remediarlo, a menudo basta con atar la driza a un cabo o cadenote, lejos del mástil. Lo ideal es cruzar las drizas y tensarlas ligeramente hacia popa para evitar cualquier aleteo.

Del mismo modo, las escotas y los cabos de rizo deben guardarse o enrollarse en cuanto dejen de estar bajo tensión. Un yate bien ordenado significa una cubierta tranquila. Algunos marineros incluso utilizan cuerdas elásticas para mantener los cabos en su sitio durante la noche.

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