Arquímedes no tenía toda la razón. Para que un barco sea insumergible, no sólo tiene que experimentar el famoso empuje vertical, sino que además debe tener -hasta 2006- ciertas especificidades.
Una de estas especificidades era que debía mantener la capacidad de navegación (sobre todo para ser maniobrable) una vez sumergido. Además, no debe poder llenarse completamente de agua, manteniendo una altura de francobordo suficiente. Para conseguirlo, estos barcos llevaban a bordo, en lugar de armarios, compartimentos llenos de espuma aireada. El mayor inconveniente de estas reservas de flotabilidad era la pérdida de espacio. Esta desventaja quedaba ampliamente compensada, como habrán comprendido, por la eficaz seguridad que ofrecía este tipo de embarcación: incluso con el casco perforado, podía volver a puerto por sus propios medios.
Nuestros nuevos barcos ya no pueden ser aprobados como "insumergibles"
¿Debería? Sí, porque el principio administrativo de insumergibilidad, que permitía evitar la necesidad de tener un bote salvavidas a bordo, ha desaparecido para los barcos modernos. Actualmente, esta norma ya no existe y ya no es posible en Francia homologar embarcaciones que cumplan esta especificidad. Hoy en día, sólo las embarcaciones que heredan las posibilidades del pasado (y que no han sido modificadas) pueden ser calificadas de esta manera, privando a estas embarcaciones de cualquier evolución.
Y sin embargo, ¡flota!
El hecho de que una embarcación flote y cumpla la norma que ha desaparecido no es suficiente para que tenga un certificado de insumergibilidad. Una embarcación nueva (por su diseño) sólo puede reclamar esta cualidad si su estructura es idéntica a la de una unidad homologada antes de la supresión de la norma. Pocos constructores de barcos comercializan unidades insumergibles. En efecto, ofrecer hoy un barco insumergible es anunciar al comprador que no ha evolucionado estructuralmente desde hace unos quince años...
Una oportunidad única entre los fabricantes de barcos

En la familia de las embarcaciones a motor, Zeppelin se enorgullece de ofrecer modelos que han sido certificados como insumergibles en el sentido de la Orden de 6 de marzo de 2000 y que no han evolucionado estructuralmente desde entonces. La marca Narwhal ofrece el HD-580, que está certificado como insumergible y garantiza, además, que el resto de la gama también lo es. No obstante, tenga en cuenta que la declaración presentada sólo se refiere al modelo mencionado, ya que el resto de la gama sólo está certificada por el fabricante.
Además, ninguna otra marca -que sepamos- ofrece esta calidad en sus barcos.

Las embarcaciones homologadas como insumergibles, tanto nuevas como usadas, llevan una placa y el certificado correspondiente. Y su capacidad de no hundirse no sólo debe cumplir los estrictos criterios de esta norma en cuanto a diseño (altura del francobordo una vez que la embarcación se llena de agua, cantidad de reservas de flotación...), sino que, sobre todo, la embarcación debe utilizarse de acuerdo con esta norma (número de pasajeros, peso transportado, no transformación de los espacios de espuma...).
Por supuesto, es imperativo que no se hagan agujeros en estos barcos, ya sea en los depósitos de espuma o en cualquier otro lugar. La superestructura también cuenta con los mamparos que aíslan ciertos compartimentos. Asimismo, para mantener la capacidad de insumisión de estas embarcaciones, es necesario respetar las cargas máximas, tanto si se trata de la motorización como de la carga, la tripulación y los accesorios.
El mercado de segunda mano
El mercado de segunda mano está lleno de barcos de la década de 2000, algunos de los cuales han sido homologados y tienen la placa correspondiente. Le recomendamos que inspeccione la embarcación que está considerando y la haga tasar por un experto en este tipo de embarcaciones. Esta es la única manera de validar la designación de "insumergible" del barco.

La exención de la balsa salvavidas como argumento adicional
El hecho de que estas embarcaciones no puedan hundirse y mantengan su capacidad de maniobra hace que no sea necesaria una balsa salvavidas cuando se navega a más de 6 millas de un refugio. Se trata de un ahorro sustancial, tanto en términos de adquisición como de revisión. Pero el argumento no se limita a esto. La seguridad que ofrecen estas embarcaciones hace que aún hoy merezca la pena considerarlas y examinar detenidamente sus posibilidades.
