Un ancla es una pieza esencial del equipamiento de una embarcación. Muchas de ellas son de acero, lo que ofrece una buena relación calidad-precio. Con el tiempo, no es raro que aparezcan manchas de óxido. ¿Cómo puede tratar su ancla antes de que la situación se deteriore?
En invierno, el ancla levanta el vuelo
Cuando el barco pasa el invierno en tierra firme, es preferible guardar el ancla y la cadena, así como el cabo si procede, fuera del cofre del ancla. En general, basta con llevar la cadena hasta el suelo y apilarla en un palé con el ancla.
Esta precaución evita que el conjunto se macere todo el invierno en el húmedo y salino cofre del ancla, lo que favorece el desarrollo de la corrosión. También permite comprobar visualmente todo el sistema de amarre.
Cuando aparecen manchas de óxido, es mejor tratarlas rápidamente para prolongar la vida útil y la resistencia del agente humectante. Esta precaución también ayuda a evitar demasiada suciedad al manipular el agente humectante, ¡porque el óxido mancha!
Tratar el óxido paso a paso
El primer paso para tratar el óxido es lijar cada punto de corrosión. Un lijado grueso, seguido de un lijado fino, eliminará las marcas.
El segundo paso es una limpieza cuidadosa con un agente desengrasante como la acetona, que debe manipularse con las precauciones habituales.
El último paso es aplicar una capa de estabilizador de óxido, como Rustol. El producto puede aplicarse con brocha o pulverizarse con una lata, lo que resulta práctico para las esquinas menos accesibles.
Tratamiento regular
Naturalmente, este tipo de tratamiento no es milagroso. Tras unas cuantas estancias en el fondo del agua, la protección antioxidante no resistirá. Por eso es importante revisar y mantener el ancla con regularidad.
Para una protección mucho más duradera del acero, existe el galvanizado en caliente. Esta técnica consiste en sumergir el acero en un baño de zinc fundido tras preparar la superficie adecuada. Solo lo realizan empresas especializadas.
Este método puede ser especialmente interesante para tratar la cadena de anclaje. Sin embargo, su coste y el problema del transporte de la cadena hasta la empresa hacen que sea una técnica a veces difícil de aplicar.
Por último, los anclajes de acero inoxidable o aluminio son buenas alternativas para evitar la oxidación.