Energy Observer, visite el catamarán a vela propulsado por hidrógeno que ha completado su vuelta al mundo

Energy Observer: una bella historia © Malou Montésinos

¡Lo han conseguido! El equipo formado y dirigido por Victorien Erussard, compuesto por navegantes, patrocinadores y diversos socios, ha completado una circunnavegación del globo totalmente autónoma. He aquí el relato de un viaje en este multicasco, laboratorio de la propulsión ecológica.

La actuación dista mucho de ser trivial, como podría pensar el público vulgum pecus. Los que siguieron el viaje del Observador de la Energía desde el principio, en 2013, han comprendido desde hace tiempo que hacía falta una dosis de determinación, pasión y habilidades que no se encuentran en todas las encrucijadas, ni siquiera en las marítimas...

Así que cuando surgió la oportunidad de recorrer unos kilómetros a bordo del magnífico laboratorio flotante... ¡no lo dudamos!

Sabiamente anclado en Anse d'Arlet, Martinica, el gran pájaro tira suavemente de sus patas de gallo... Jibé, su intrépido y sonriente capitán, ha venido a recogernos con la gran embarcación auxiliar que le sirve de remolcador para las maniobras portuarias, siempre muy delicadas con semejante unidad. Con el ancla rápidamente echada, el catamarán emprendió su lenta, silenciosa y humeante huida, con la elegancia de una bailarina.

Silencio y accionamiento eléctrico

No hay emisiones contaminantes ni la menor contaminación acústica, ya que el barco se propulsa eléctricamente. A bordo, la visita debería sorprender a la mayoría de los navegantes. Casi todo aquí es inusual. Los sobrios cilindros negros colocados verticalmente sobre sus balestrones no tienen nada en común con nuestros mástiles habituales. Toda la decoración exterior, realizada casi exclusivamente con células fotovoltaicas, confiere al entorno una atmósfera digna de un cómic de ficción.

La comodidad de un gran multicasco

Al acercarse al extremo sur de Martinica, la imponente Diamond Rock se alza en una silueta maciza. Sus vertiginosos desniveles hacen las delicias de los submarinistas y generan corrientes marinas nada desdeñables. Asimismo, los bravos vientos alisios de quince nudos se ven reforzados localmente por un efecto "venturi" con los acantilados costeros. Todo ello crea un sólido chop alrededor de Le Diamant.

El confort de navegación es muy poco habitual en barcos de menos de 60 pies. Sin balanceo, con un cabeceo apenas perceptible y sin el menor ruido. La estela fluye delicadamente a lo largo de las muy tensas líneas de flotación del barco de un gran catamarán de carreras tampoco produce ningún sonido.

Un barco laboratorio

Aprovechando estos momentos de gran tranquilidad, Jibé se dispone a introducirnos en los controles de la nave. El Energy Observer es inusualmente sofisticado en cuanto a su equipamiento técnico. El nombre de laboratorio está bien justificado. Su tripulación tiene acceso a una cantidad colosal de datos e información. Asimismo, el número de parámetros de propulsión que la tripulación puede controlar no tiene parangón en los cruceros más sofisticados.

El Energy Observer tiene todas las papeletas para ser un velero

El sistema de alas plegables y replegables diseñado por el estudio de arquitectura VPLP, ahora comercializado por Ayro, confiere a este catamarán las características de navegación de un velero. De hecho, ¡es un cincuenta! Salvo que su superficie vélica es muy modesta en comparación con su peso y su eslora. Es bastante impresionante y seductor ver cómo esta unidad de casi 30 metros, que desplaza 30 toneladas, consigue desplazarse, incluso en ceñida, con la superficie vélica de un velero de 9 metros. Virar es una simple formalidad que sólo lleva unos minutos, en la comodidad de un transatlántico y ¡sin moverse del timón!

Uno de los principales objetivos de la odisea es proporcionar toda la información posible sobre todos los aspectos de la movilidad por hidrógeno. Se utilizan paneles solares para producir el hidrógeno necesario para la pila de combustible de a bordo, a partir de agua de mar.

La potencia máxima de los motores también es muy limitada: 2 x 40 kW, equivalentes a 120 CV. Sin embargo, con sólo 10 Kw, o 16 CV, el barco ya alcanza los 6 nudos, la velocidad media de la inmensa mayoría de los yates de crucero. Estas cifras, sin duda modestas, son el resultado de una elección consciente. Los dos motores a máxima potencia ofrecen una velocidad de más de diez nudos, que puede superarse fácilmente con una buena brisa a favor del viento.

Pocas personas tienen la suerte de navegar a bordo de este entrañable barco. Sin embargo, durante sus numerosas escalas, a veces se ofrece al público una visita a bordo. Recomendamos encarecidamente a los aficionados a las tecnologías futuristas que no dejen pasar la oportunidad si se presenta. El Energy Observer prefigura cierta forma de navegación que podría florecer en un futuro respetuoso con el medio ambiente.

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