Tras varias semanas de descanso en Santa Ponsa, el Nomad Citizen Sailing puso rumbo a Porta Vells, en la costa sur, antes de continuar hacia Menorca, donde se les espera en quince días. Una vela suave, pero desgraciadamente con poco motor debido a la falta de viento.
Cuando llegaron, el fondeadero estaba abarrotado. La noche había sido corta y el gran número de navegantes que había en el puerto les hizo desear continuar su viaje. Aunque llevan varios meses en las Islas Baleares, la temporada de verano ha hecho que se dispare el número de barcos en la zona. Esto significa hacer malabarismos con lanchas a motor, motos acuáticas, barcos de alquiler y un sinfín de otras embarcaciones, todas ellas deseosas de disfrutar de la belleza de las islas españolas.
Aunque el lugar es magnífico, Daniela, Marvin y su pequeña hija Tara prefieren volver al mar, decepcionados por esta superpoblación. Tras una salida con 9 nudos de viento, lidiando con las olas de los grandes yates que navegan a su lado, es con 3 nudos, la vela mayor y el génova que continúan su camino.
Aunque inicialmente habían planeado llegar al sur de la isla, el tiempo decidió lo contrario. Se preveía un fuerte vendaval y la mayoría de los fondeaderos no estaban protegidos. Por ello, Nomad Citizen se dirige al norte para llegar a su próximo gran destino, Menorca, que esperan que sea más tranquilo y menos concurrido.
