Tras una escala en Puerto del Este -una escala que Marvin desaconseja en un velero, ya que el fondeadero frente a la playa, al igual que el puerto, es bastante agitado- la familia echa el ancla para llegar a Cabo de Gata. Anclados en el parque natural español, esperaron a que el viento cobrara fuerza y aprovecharon para estirar las piernas antes de una larga navegación de 36 horas hasta Formentera, en las Islas Baleares. Navegar de noche también es más fácil para Tara, para quien el tiempo parece más corto.
Después de un buen día jugando en la arena, llegó el momento de levar anclas, con una salida bajo vela mayor con 10-15 nudos de viento. Mientras Marvin gestiona la navegación, Daniela se ocupa de Tara, que aprovecha el salón transformado en zona de descanso, más cómodo para las navegaciones.
Marvin aprovechó la ocasión para probar su piloto de viento Hydrovanne, el mismo modelo que utilizó VDH durante la Golden Globe Race en su yate Matmut, y que comercializa Croix du Sud Marine. Permite reducir el consumo eléctrico. Con dos noches de navegación, la pareja quería ahorrar en el piloto automático y sólo contaba con sus paneles solares para recargar las baterías.
Esta primera parte de la travesía va perfectamente, con 18 nudos de viento y el barco haciendo 7,3 nudos.
