Una práctica prohibida pero tolerada
Desde los inicios del trofeo más antiguo del deporte, el espionaje siempre ha estado prohibido en la America's Cup. Pero esta regla siempre se ha incumplido. Dando lugar a un sinfín de fantasías. Buzos, barcos de seguimiento, pintura de camuflaje, micrófonos, drones: ya se han observado todos los recursos técnicos modernos. La famosa quilla de aleta del Australia II se camuflaba con varios colores de pintura, y muchos de los competidores ocultaban sus provisiones con lonas. Por no hablar de las maniobras nocturnas para evitar miradas indiscretas.

Pero las velocidades vistas en las últimas ediciones han hecho peligrosas las fases de observación, por lo que el Defensor de Nueva Zelanda ha decidido hacer oficial este hábito de observar la competición.
Una nueva norma introducida por el Defensor
Por primera vez, se ha creado en la America's Cup un servicio especializado de espionaje y observación. Cada salida de entrenamiento y cada movimiento de un sindicato son supervisados por un equipo especializado en la toma de imágenes y vídeos. Todos los documentos están disponibles en un servidor central accesible a todos los sindicatos. Y este sistema está financiado por todos los Challengers, así como por el Defender.

Mejor aún, cada competidor tiene derecho a solicitar a este servicio de espionaje oficial un informe centrado en un competidor o elemento concreto, siempre que el barco y su tripulación estén fuera del hangar o en el agua. Dentro del límite de 25 metros en tierra y 200 metros en el agua.
¿Una nueva norma ya incumplida?

Como la Copa sigue su curso, la paranoia está a la orden del día, y en los muelles de Barcelona se rumorea que se está incumpliendo esta regla revolucionaria, concebida para aliviar las tensiones y limitar el libertinaje presupuestario.
A pocas semanas del inicio de la Louis Vuitton Cup, las principales líneas arquitectónicas ya han sido establecidas por los AC75, que son extremadamente costosos y tecnológicamente avanzados. Incluso si se descubriera una opción o un proceso revolucionario, sería muy costoso para un sindicato cambiar sus directrices y realizar profundas modificaciones técnicas.
Pero sigue siendo difícil cambiar 176 años de malos hábitos...
