Vendée Globe 92: Bertrand de Broc se cose la lengua él solo en medio del océano

Durante la Vendée Globe 92, Bertrand de Broc se lesionó gravemente la lengua durante una maniobra. Ante la imposibilidad de recibir asistencia, se cosió la lengua él mismo delante de la mesa de cartas de su yate, en pleno océano Atlántico.

A 2 e Bertrand de Broc empieza con buen pie la Vendée Globe

Era enero de 1993. Bertrand de Broc se embarca en la segunda edición de la Vendée Globe a bordo del Groupe LG, un diseño de Bouvet Petit con el que Titouan Lamazou ganó la primera edición de la vuelta al mundo en solitario. Bertrand hizo una buena salida y se situó al frente del pelotón, pasando primero las Canarias.

Pero durante una maniobra, fue golpeado violentamente por su escota de mayor. The impact bit his tongue and split it open several centimetres. De vuelta a la mesa de cartas, mide el alcance de la herida. Calculó que la herida medía 2 centímetros de largo y 5 milímetros de profundidad.

Medios de comunicación limitados

En aquella época, las comunicaciones entre el barco y tierra se hacían por télex, con un tiempo de transmisión de unos 20 minutos para cada mensaje, o por radio Saint Lys. El médico de la regata, el Dr. Jean-Yves Chauve, recibió la noticia por fax.

Le Docteur Jean-Yves Chauve
Doctor Jean-Yves Chauve

La farmacia de a bordo es bastante rudimentaria, con compresas, hilo de coser y agujas curvas. Al principio, Bertrand hizo bolitas con las compresas para intentar limitar la hemorragia. Pero no fue suficiente, y el médico ordenó a Bertrand que se cosiera.

Aunque el procedimiento es bastante sencillo en tierra, es mucho más complicado en un yate de regatas en medio del océano, y solo. Delante de su pequeño espejo, Bertrand se practicó a sí mismo sus primeras intervenciones médicas. Consiguió anestesiarse localmente y realizar sus primeras suturas.

El discurso de Bertrand, de dos horas de duración, pone varios puntos sobre la lengua.

Una anécdota extraordinaria

El resto de la regata no fue coser y cantar para Bertrand, que se vio obligado a retirarse en Nueva Zelanda. El gabinete de arquitectos descubrió una debilidad estructural que podía provocar la pérdida de la quilla, por lo que hizo escala en Auckland, lo que provocó su descalificación. En malos términos con su patrocinador, fue despedido y el canadiense Gerry Roofs recibió el encargo de traer el barco de vuelta a Europa.

Desde entonces, como referencia a este hecho marino, Bertrand exhibe la lengua de los Rolling Stone con una cicatriz en el espejo de popa de sus diversas embarcaciones.

La historia de Bertrand de Broc y su lengua reimplantada sigue siendo una de las anécdotas más extraordinarias e inspiradoras de la Vendée Globe, que ilustra los desafíos extremos a los que se enfrentan los navegantes en esta agotadora regata.

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