Otro pequeño punto mecánico que puede parecer un "detalle" pero que no lo es en una lancha motora: los escapes.
Originalmente, los gases de escape se conducen a la parte posterior de los cascos, en el exterior, y salen a media altura de la plancha a través de hermosas piezas de acero inoxidable. En el salón náutico, ¡es magnífico!
En el mundo real, siempre está sucio... Los humos dejan un halo negro alrededor, y el acero inoxidable babea un exudado oxidado que no queda muy bien en una unidad bonita como nuestra Lady. Una excelente solución que hemos adoptado es sustituir estas salidas laterales por salidas subacuáticas.

¿Cómo se instalan los escapes subacuáticos?
Deben colocarse ligeramente a popa y desplazados lateralmente de las hélices. El tamaño de los tubos debe ser igual al de la tablazón, ya que su solidez debe ser irreprochable, y deben emerger unos veinte centímetros por debajo de la línea de flotación.
Añade a esto un ángulo de unos 30° hacia la parte delantera para crear una "cuchara" en el exterior que succione los gases mientras navega. Es muy importante no generar ninguna contrapresión en el tubo de escape.
El fin de los pequeños malos olores
Todo esto, bien ensamblado, confiere tres ventajas considerables:
- se reduce el ruido de los gases de escape
- los gases se evacuan en la estela y salen muy por detrás del barco, por lo que nunca vuelven a molestar a los pasajeros
- la tablazón siempre queda limpia.
Por otro lado, dado que ya no tenemos control visual sobre la descarga de agua de refrigeración, es aconsejable instalar una alarma que detecte una posible falta de agua. Su sensor encontrará su lugar en la salida del codo refrigerado o en el cierre hidráulico (olla de burbujeo).
En el próximo episodio, el autor explica la desaparición de la escalera que sube al fly en favor de un bar en la cabina .